sábado, 4 de abril de 2020

POR JESUCRISTO RECIBIMOS LA GRACIA Y EL APOSTOLADO


POR JESUCRISTO RECIBIMOS  LA GRACIA Y EL APOSTOLADO

INTRODUCCIÓN

Por Jesucristo recibimos  la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor de su nombre. Somos justificados gratuitamente por su gracia, mediante  la redención que es en Cristo Jesús.
                                                
LA GRACIA Y EL APOSTOLADO

Y por quien recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor de su nombre. ROMANOS 1:5. Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús. ROMANOS 3:24. Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda. ROMANOS 4:4.

ES POR FE, PARA QUE SEA POR GRACIA

Por tanto, es por fe, para que sea por gracia, a fin de que la promesa sea firme para toda su descendencia; no solamente para la que es de la ley, sino también para la que es de la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotros. ROMANOS 4:16. 

Por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. ROMANOS 5:2.
                                       
EL DON NO FUE COMO LA TRANSGRESIÓN

Pero el don no fue como la transgresión; porque si por la transgresión de Adán uno murieron los muchos, abundan mucho más para los muchos la gracia y el don de Dios por la gracia de un hombre, Jesucristo. ROMANOS 5:15.

Pues si por la transgresión de Adán solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia. ROMANOS 5:17.
                                                   
SOBREABUNDÓ LA GRACIA

Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase; mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia ROMANOS 5:20. Para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro. ROMANOS 5:21. ¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? ROMANOS 6:1. Pero si no se predica la gracia ¿cómo reinaría la gracia? La gracia abunda si se predica o se enseña gracia.  Paro si enseñan ley como va abundar la gracia, como hacen algunas iglesias tradicionales que quieren que abunde la gracia predicando ley, les abunda ley.

                                 
PUES NO ESTÁIS BAJO LA LEY, SINO BAJO LA GRACIA.

Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia. ROMANOS 6:14. ¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera. ROMANOS 6:15. Porque el pecado no se enseñoreará de ustedes; pues no están bajo la ley, sino bajo la gracia. Para que estemos bajo la gracia debemos predicar gracia, sino enseñamos gracia como vamos a estar bajo la gracia, tenemos que enseñar gracia para estar bajo la gracia. No debemos pecar para permanezcamos en la gracia, ¿porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia?
                                 
UN REMANENTE ESCOGIDO POR GRACIA

Así también aun en este tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia. ROMANOS 11:5. Y ese remanente escogidos por gracia somos nosotros los que predicamos  la gracia. Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra. ROMANOS 11:6.

                               
TENIENDO DIFERENTES DONES, SEGÚN LA GRACIA

De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe. ROMANOS 12:6. Teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe. 
                                                              
CONCLUSIÓN

Según la gracia que nos es dada, teniendo diferentes dones,  si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén. ROMANOS 16:24.

Escrito por: DONALDO E. VILLAZON A, Doctor en Filosofía de La Religión, licenciado en Teología, Diploma en Teología y Ciencias Religiosa, Técnico en Teología Ciencias Religiosa y Administración Eclesial.

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